Sí, ministro y Sí, primer ministro, obras maestras de comunicación política

Hace tiempo, me ocupé en este Blog del Humor en la Comunicación Política. Y anuncié que estaba escribiendo un extenso artículo sobre este asunto.

Ya he terminado este artículo, que espero publicar en CIC, Cuadernos de Información y Comunicación, Revista que fundé y dirijo, y que acaba ser seleccionada para ser resumida e indexada en las bases de datos Sociological Abstracts y Worldwide Political Science Abstracts.

El origen de las dos series

Sí, Ministro y Sí, Primer Ministro fueron dos series de televisión que emitió la BBC entre 1980 y 1988. Tuvieron un éxito tan extraordinario que las emitieron también televisiones de 85 países. Después, los guionistas, Jonathan Lynn y Anthony Jay, novelaron los guiones. Y de nuevo, el éxito fue extraordinario. Durante tres a os estuvieron en las listas de los diez libros más vendidos.

 La Editorial Ultramar tradujo las novelas y ahora es posible adquirir estas series en DVD.

Jonathan Lynn, después de consagrarse en la televisión como guionista, quiso ser director. Y, con la fama obtenida en Inglaterra, se fue a Norteamérica y ha dirigido Monjas a la carrera (1990), Su distinguida se oría (1992), Mi primo Vinny (1992), Los codiciosos (1994) , El sargento Bilko (1996), No pierdas el juicio (1997), Falsas apariencias (1999), Power Rangers: La galaxia perdida (Serie de TV) (1999), Power Rangers a la velocidad de la luz (Serie de TV) (2000) , The Fighting Temptations (2003). El éxito de estas películas ha sido moderado. Lo cual demuestra que ha habido guionistas que se han convertido en directores de cine extraordinarios- como Billy Wilder- y otros excelentes guionistas han sido directores mediocres.

Frank Capra cuenta en su Biografía que su guionista, Robert Riskin, quería co-dirigir sus películas, puesto que él era uno de los mejores guionistas de Hollywood. Capra se negó y a cambio, le ofreció ayudarle en cualquier película que quisiera dirigir. Riskin murió en 1955 sin haber obtenido un éxito como director. Y a la inversa, Capra no volvió a tener éxitos con sus películas- excepto ¡Qué bello es vivir!– cuando su guionista no fue Robert Riskin.

Sí Ministro consta de 21 Episodios; Sí, Primer Ministro, de 16. Es decir, sólo 37 episodios que, comparados con el número de los que componen las series de televisión de éxito, parecen muy reducidos. Entonces, hemos de preguntarnos por qué ganaron a públicos de tantos países.

 ¿Qué hacen posible estas dos series?

 Después de haber analizado todos los episodios y haber leído las 1220 páginas que escribieron los autores, pienso que es posible:

1) Estudiar todas las modalidades de comunicación política existentes antes de la llegada de Internet;

2) Analizar las contradicciones entre Ética, Moral y Política dentro de la Comunicación Institucional;

3) Encontrar todas las modalidades de humor que existen en la Literatura, el Cine y la Televisión, pero aplicadas a la vida política;

4) Identificar tipos de Negociación en cada episodio, con las estrategias y tácticas que emplean los diversos personajes.

5) Comprobar la insuficiencia de la concepción de los tres poderes en Montesquieu- que copió de Cicerón y de Dicearco- e ilustrar los doce poderes que distingue Gustavo Bueno con los episodios de las dos series.

6) Ilustrar los diferentes estilos con que las personas se enfrentan con los problemas políticos.

No quiero ser exhaustivo ni exagerado en mi juicio, pero considero que esta serie puede informar y formar más sobre la Política y sobre la Comunicación Política que la inmensa mayoría de los libros que sobre estos temas estudian los alumnos de los diversos niveles de la enseñanza. A mí, desde luego, con la mayoría de los libros y artículos sobre Comunicación Política me ocurre como con la comida china, si los comparo con los libros de Gustavo Bueno o con estas dos series: no me quitan el hambre (de saber), sino que me lo aumentan.

Seguiré ocupándome de estas series en futuras entradas.

La Universidad Camilo José Cela, cuenta con diferentes másteres donde se aprenden comunicación. Un ejemplo lo vemos en el máster en comunicación política y máster en comunicación empresarial y donde el principal fin es formar a profesionales para que abran su camino laboral en el sector.