El sentido de la realidad y su importancia en la comunicación política

En: Comunicación Política

23 Oct 2012

Comprender la realidad u odiarla: Ésta es la cuestión

Lo que diferencia a un gran político de un profesional que se aprovecha de la política es el sentido de la realidad. El primero acepta una situación como primer paso para cambiarla. Más que fijarse en detalles concretos, se hace un cuadro del conjunto. Y a partir de ahí planifica y gestiona para cambiar esa realidad, por desagradable que sea. Un político malo se caracteriza por el odio a la realidad. Si una piedra no entra en su esquema, peor para la piedra. Es decir, peor para las personas, para los votantes, para los contribuyentes.

La visión de la realidad no es algo que la persona crea de la noche a la mañana, sino que viene de muy atrás, probablemente de los primeros años de la vida. Hace tiempo, en este Blog, dediqué varias entradas a los triángulos de la crisis de Eugene Emerson Jennings, el autor que más ha estudiado este apasionante asunto. Resumiendo: Para Jennings, uno de los mayores peligros es el infantilismo. Es decir, actuar ante la realidad con el mismo esquema que la persona se creó cuando era niño.  El triángulo primero estaba formado por el Padre, la Madre y el Niño.

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Los lazos de unión eran muy estrechos y el Niño se sentía protegido. Pero después el triángulo se fue agrandando, al notar las diferencias que existían entre él y sus padres, y entre los padres entre sí Se produjo un fenómeno de idealización, magnificación. Vio a sus padres mas allá de las proporciones que ellos tenían. Por otra parte, el niño, cuando es pequeño, es ambivalente y discurre entre el amor y el odio constantemente. Y clasifica a las personas atendiendo a si estas le quieren –y entonces son buenas–; o si no le quieren–y entonces son malas. Un paso más es la generalización. El niño, a base de su reducida información, empieza a generalizar.

Y el triángulo toma otra configuración. En un ángulo están los padres y todo lo que su casa significa. En el otro esta el grupo de compañeros. Y en el tercero están ellos mismos. La influencia del grupo sustituye a la que antes ejercía uno de los progenitores. El triángulo, según pasa tiempo, se va ensanchando y, como dice Jennings en sus obras, va a convertirse en patrón básico de la crisis. Sólo que, en lugar de estar los padres, está la autoridad, y en lugar del grupo de amigos, está la organización. Jennings identifica las tres crisis fundamentales por las que puede pasar un ejecutivo o un político: crisis centrada en la autoridad, crisis centrada en la organización y crisis centrada en uno mismo.

Después de la derrota en una elección, el político necesita pensar

Acaban de celebrarse dos elecciones autonómicas en España el domingo pasado. Cuando uno o dos partidos salen derrotados, como les ha ocurrido a los dos grandes partidos españoles- Partido Popular (PP) y Partido Socialista Obrero Español (PSOE)- en la Comunidad Autónoma Vasca y al PSOE en Galicia, viene los días en los que los políticos de ambos partidos necesitan reflexionar.  Un político pierde unas elecciones porque no tiene sentido de la realidad, que se plasma en la ausencia de un plan claro y de un programa que el electorado entienda, y porque no sabe entusiasmar a su electorado, pues no desarrollan una buena comunicación política.

Hasta ahora, sólo he podido enterarme de la interpretación que ha dado la Ejecutiva del Partido Popular. Me parece que a sus responsables les falta sentido de la realidad. Si por unanimidad apoyan a quienes han llevado al PP a obtener sólo un tercio de los votos que hace ocho años, es que falla algo muy profundo en ese partido. Y si además, buscan equilibrar su victoria en Galicia con la estrepitosa derrota en la Comunidad Autónoma Vasca, el PP está viviendo en una burbuja. ¿Y el PSOE? Hasta ahora, ni su responsable máximo, Alfredo Pérez Rubalcaba ni los responsables del Partido Socialista en la CAV, han dado señales de vida. Creo que no van a reflexionar, porque Rubalcaba está acostumbrado a agitar, no a pensar.

Tanto unos políticos como otros necesitan pensar para darse cuenta de si su crisis está centrada en el liderazgo de su partido, en el funcionamiento del partido o en ellos mismos. Mientras no se aclaren, no van a adquirir sentido de la realidad. Además, los líderes necesitan escuchar lo que les dicen sus consultores, ya que son personas formadas y que saben analizar el entorno, ya que están formados en un máster en comunicación políticamáster en marketing político, o un máster en consultoría política como los que se estudian en la UCJC.

Desarrollaré más este asunto en mi próxima colaboración en La Voz Libre. Me ocuparé del futuro que muy probablemente buscarán los derrotados y del “síndrome Boabdil”, el último rey moro de Granada. Encuentro un gran parecido entre él y los que no han sabido ganar una importantísima contienda electoral.

Nota: Puesto que ya he publicado mi colaboración en La Voz Libre, aquí ofrezco en enlace:

http://www.lavozlibre.com/noticias/blog_opiniones/137/661977/el-sindrome-de-boabdil-jorge-fernandez-diaz-alfonso-alonso-inaki-oyarzabal-patxi-lopez/1


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Acerca de este Blog

Felicísimo Valbuena de la Fuente es Licenciado y Doctor en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente es Catedrático en la Facultad de Ciencias de la Información.

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